sábado, 15 de febrero de 2020

Un Reflejo de lo Social una Obra de Hugo Rivas




La obra de Hugo Rivas como todo artista que ha entregado buena parte de su vida al arte deriva en variados temas y técnicas que van desde exploraciones al arte pop, hasta llegar a temas históricos y de alto contenido social.

Buena parte de la obra del artista se destaca por poner en perspectiva la humanidad misma desde el contexto social político haciendo ver al espectador aquellos factores grotescos un tanto únicos de los seres humanos en sociedad, construyendo diversos personajes que cuestionan los valores que la sociedad trata de imponer sobre las ideas de lo bello y lo aceptable.
Es deber del artista dada su sensibilidad, su agudeza visual y su vocación académica permanente sacar conclusiones de su devenir histórico aspecto que encontramos en las recientes murales que el artista ha realizado dentro de las estaciones del museo MARTE.

Otros aspectos a visualizar en la obra es la abstracción sobre el tema de lo real que el artista alcanza con obras llenas de color y movimiento de figuras femeninas sumergidas en agua que están flotante en un periodo de tiempo indefinido tratando de estar y no estar presentes como elementos vivos que le dan más vida la obra misma.


Hugo Rivas 

Como la mayoría de niños, me gustaba mucho dibujar. Mantuve el interés en la adolescencia como entretenimiento. Junto a mi hermano dibujábamos las caricaturas que más nos gustaban. En esa época unos familiares de EU me regalaron materiales y cuadernos de dibujo. 


Empecé a asistir a talleres de vacaciones en el Teatro de Cámara (hoy Roque Dalton), recuerdo que ahí vi por primera vez una exposición de imágenes de calaveras en
 medio de multitudes de  gente que me gustaron mucho.

 Años después supe que eran grabados de Camilo Minero. 


Un amigo del bachillerato que veía mis dibujos le llevó mi cuaderno al pintor Armando Solís (su vecino) y me dio una media beca para estudiar pintura en su taller.





Ya en la Escuela de Artes de la Universidad de El Salvador conocí a muchos compañeros que hacían arte profesionalmente en espacios importantes de Centro América (Boris Ciudad Real, Álvaro Pérez, el entonces colectivo Hétero: Dany Zavaleta, Antonio Romero, Luis Cornejo, Antonio Cañas, Ricardo Torres), conversar con ellos, visitar algunos de sus estudios y ver sus formas de trabajo fue una manera de aprendizaje más directo que recibir talleres o la misma formación de la universidad.


En esa época empecé a participar en algunos espacios más profesionales como subastas de arte, galerías, certámenes de pintura, etc.
Siempre me gustó la música, aprendí a tocar algunos instrumentos, lo básico, pero descubrí que no tenía el talento necesario. 

El grabado me gusta mucho, lo he hecho solo de manera experimental, y hago fotografía pero en función de mis pinturas.



Actualmente estoy haciendo una serie de pinturas que se llama Escape: uso  fotografías que hago de figuras humanas sumergidas en agua en diferentes poses. Los modelos son personas cercanas y es una metáfora sobre la idea seductora y contradictoria de escapar de la realidad.


La otra serie es totalmente imaginativa (la que expuse en Museo MARTE): son personajes más estilizados y cercanos a lo grotesco en contextos sobre el poder, el clasismo y la exclusión.






Esa fue una intervención titulada Íntimo. El proyecto lo presentamos a MARTE Contemporáneo junto a Antonio Romero, quien fue el curador. Toda la propuesta del mural la desarrollé en un cuaderno de bocetos y llevamos con Antonio un proceso continuo de reflexión y cuestionamientos sobre la narrativa e iconografía que iba a usar.

El tema central era establecer un cuestionamiento al imaginario militar en la psiquis salvadoreña.

Por ejemplo: comparar a El General (artista reggaetonero panameño y personaje de ficción) que  en la actualidad dice “estar arrepentido de lo que hizo” por razones religiosas  con el General Maximiliano Hernández Martínez y la romantización que existe sobre su participación en verdaderos crímenes en nuestra historia. A partir de eso hay diferentes lecturas de toda la pieza, como la recurrencia de la brutalidad.



Ser artista contemporáneo se refiere a un período de tiempo específico y discutible: la actualidad.


La gente lo asocia a un “medio” de producción artística, por ejemplo una instalación, una acción artística, o el uso de materiales “no convencionales”  que no son lenguajes nuevos, tienen casi un siglo desde Yves Klein o las esculturas de Tatlin. Que no te guste un medio de producción artística o no entendás como funciona no lo hace desdeñable. 


Algo similar ocurrió con la pintura figurativa. Durante la modernidad Clement Greenberg la denominó Kitsch, ahora existen nuevas valoraciones sobre pintores figurativos entonces denostados como Alice Neel, Balthus  o Edward Mvnch. 


Pienso que hay una enorme cantidad de artistas y eso es bueno. Esto no se debe a una mejora en el sistema educativo, al contrario, con los años el sistema educativo en Arte desde las instituciones es cada vez más paupérrimo y desolador. 

Este es el reflejo de un contexto político que ningunea la cultura y la utiliza solo como adorno o relleno propagandista. Esto no va cambiar pronto, es el reflejo de la realidad, pero la enorme cantidad de acceso a la información por internet, y una gran cantidad de esfuerzos educativos independientes y de auto formación de parte de los artistas y gestores tienen buenos frutos. 


Por otro lado me llama la atención que hay bastante producción artística que capitaliza el morbo y el sufrimiento humano para sacar réditos si tuviera la oportuinidad de hablar con un artista ermergente, en realidad no me gustaria darle uno u otro consejo si no darle materiales para trabajar. 

Mas obra del Artista













































No hay comentarios.:

Publicar un comentario