miércoles, 20 de noviembre de 2019

Semillas de Liberación Una obra de Renacho Melgar




Una lectura de la Obra artística de Renacho Melgar Semillas de Liberación en conmemoración del 30 aniversario del asesinato de los Mártires Jesuitas y sus colaboradoras. 



Quetzalcóatl fue considerado para los antiguos habitantes de Mesoamérica y hoy en día para el mundo entero como el eje central de una mitología basada en la fuerza de lo natural, en la fuerza de la creación y la vida muchas interpretaciones de la tradición oral recolectada por los frailes españoles en el territorio mesoamericano proponen a Quetzalcóatl como un dios que representa un todo un dios universal.

Pocos artistas en el Salvador han sabido abordar el tema de la herencia prehispánica como Renacho Melgar ya que hay que mencionar que otros artífices a los largo de la historia del arte se han limitado a reproducir escenas o personajes sin conocer realmente su significado o su contexto histórico dejado de lado lo realmente importante para un verdadero estudio de la simbología prehispánica que es su significado ya que es a través de esta aproximación donde el tema de la apropiación florece en los individuos y genera una conexión con su pasado más genuina.



Los viajes en la memoria de un pueblo representan primeramente un reto,  no simplemente un reto intelectual o del saber si no el reto y el sacrificio  de ser parte de este pueblo de esta evolución histórica, de ser una las más altas hojas del árbol que lo representa, es así como la obra Semillas de Liberación representa este viaje por la memoria de un pueblo que escasamente se identifica con su pasado prehispánico colocando a Quetzalcóatl como personaje dador de vida que emana del toda una construcción de lo que la cultura en su evolución ha forjado como identidad pasando por elementos originales de aquel pasado que nos identifican y podemos reconocer como las cabezas de jaguar encontradas en el occidental del país cuyas obras de escultura en piedra son únicas en la región así como la representación de un guerrero vestido en un traje de jaguar un animal de vital importancia para el universo prehispánico que representa parte de aquellos aspectos sobre naturales de la religión,  un ser de fuerza, de valor y sobre todo de poder.



Al preguntarnos como éramos antes o como fueron las primeras y primeros salvadoreños una gran duda asalta nuestra memoria ya que aparte de los elementos arqueológicos existentes hay un escaso registro visual de los individuos que habitaron lo que hoy es el territorio nacional sin embargo a pesar de las dificultades que prescribe el tema el artista rinde homenaje al trabajo del fotógrafo e investigador Sueco  Carl V Hartman quien a finales de los del 1800 visito el territorio salvadoreño específicamente la zona de los izalcos para realizar estudios  antropofisicos que expuso más adelante en EEUU y que le dieron valía como un estudioso antropólogo.

Es imposible tanto para el que aprecia la obra , como a mi persona ver la composición conceptual de la pieza y no hablar sobre el tema de la Tradición ¿qué entiende el salvadoreño promedio por tradición? si no aquello relacionado al color a la danza a las festividades propias de un territorio a la comida a la celebración de rituales religiosos o un acto simplemente que englobe todo lo anterior y que se repite de generación en generación, así a vivos colores muy representativos de la obra de Renacho Melgar podemos apreciar en la escena un historiante ataviado con su traje característico, cuya tradición se remonta a la venida de los españoles a América quienes se encargaron de implantar sus tradiciones en los territorios conquistados.

Porque se conquista la tierra pero también se conquista la cultura.



Al ver hacia el pasado de un país pueden verse sus raíces, el germinal de muchos de las condiciones que marcan el presente y es ahí donde surge de repente la pregunta en las escuelas y universidades ¿y los indígenas dónde están?  ¿Por qué nosotros no tenemos nuestra propia vestimenta?  Nuestra gente que trasmita el conocimiento ancestral, muchos responden a esta pregunta con un solo nombre pasando por alto que el daño histórico que aquello causo a lo nuestro a lo que somos.  

Es aquí donde el artista mediante su obra simboliza esta etapa sangrienta de nuestra historia con la imagen de uno de los pocos sobrevivientes del genocidio de 1932 conocido popularmente como Don Chelino un hombre que habito en el municipio de Tacuba Ahuachapán quien fue celoso guardián de una de las tradiciones más representativas de la danza autóctona del país que es el tigre y el venado la cual tiene su origen en una breve historia sobre cazadores y casados, entre víctimas y victimarios.



 Es sabido para las generaciones actuales que El Salvador es un territorio convulso y que como los demás países del istmo atravesó procesos de trasformación social que marcaron  su historia para siempre así como la vida de las familias que vivieron esta etapa de violencia extrema de asesinatos, violaciones a los derechos humanos y demás que ha sido definida como  La guerra civil salvadoreña que enfrentó al FMLN  y al ejercito del estado vinculado directamente a las derechas salvadoreñas.

El tema central de la obra de Renacho Melgar, Semillas de Liberación se centra específicamente en homenajear a un grupo de personas que como miles más fueron víctimas de aquella violencia sin medida que desato el conflicto armado un grupo de personas llamados por la población como Los Mártires de la  UCA ordenados en la composición de la obra de la siguiente forma de izquierda a derecha: Celina Ramos, Joaquín López y López, Amando López, Ignacio Martin Baro, Ignacio Ellacuria, Juan Ramón Moreno, Segundo Montes y Elba Ramos.  Encabezados por el máximo representante del pueblo Oscar Arnulfo Romero quien fue asesinado un 24 de Marzo de 1980.
Es de vital importancia para la lectura de la obra la ubicación y el contenido simbólico de lo que personifica la Imagen de Ms. Romero el cual es representado por el autor como el líder espiritual en el que se basa los ideales de esperanza, fe, sacrificio y amor por el pueblo.

 Dentro de toda la obra se pueden apreciar granos de maíz, que llevan internamente  rostros de personas que han abonado a construir parte de nuestra identidad y de nuestra historia siendo el más importante y representativo por su ubicación y forma el de Rutilio Grande otra persona  víctima de la violencia sociopolítica cuyo asesinato marco para muchos un punto de inflexión para la lucha de la igualdad para el mismo Monseñor Romero y otros sectores según la información que sobrevive estos días.

Hemos viajado en este escrito por muchos años de historia y como se había mencionado antes, no es tarea sencilla sintetizar el devenir histórico de un pueblo sin embargo considero que con el uso indicado de los símbolos el artista hace una digna representación de estos grande saltos en la historia que han marcado a El Salvador hasta lograr en la última etapa de su obra reinterpretar  la imagen que conmemora la firma de los acuerdos de paz interviniendo la escena con elementos distintos que evocan a la religión la esperanza y la luz en los faroles que guiara al pueblo a un futuro mejor para todos y todas.

Es de anotar aquí también que vista la obra desde una perspectiva más amplia los elementos simbólicos en los extremos se conectan  directamente en el centro donde radica el tema principal que es el homenaje a los Mártires de La UCA  el cual se llevó acabo el anterior 16 de Noviembre dentro del recinto de la universidad como se ha hecho en años anteriores, convirtiendo esta fecha como la más conveniente para la presentación del mural Semillas de Liberación del artista Salvadoreño Renacho Melgar y las personas que colaboraron en la creación de esta magna obra.





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